Papa Francisco, Mano A Mano Con C5n: "Sólo Un Loco Elegiría Estar En Mi Lugar"

A Divine Twist

Me emociona lo que dice la última imagen, ¿saben? La imagen que se nos quedó en la mente de todos, tanto como en la mía. A veces, la vida nos sorprende de maneras que ni siquiera el Espíritu Santo podría haber previsto. Lo cierto es que pedí mi retiro, sí, pero acordamos con el nuncio que, al regreso del cónclave, comenzaríamos a buscar a mi sucesor. El Papa Benedicto me otorgó dos años más, y yo tenía 76 años y medio. Diciembre se acercaba, y con él, mis 77 años. El tiempo para el cambio era inminente.

Cuando llegó el día del cónclave y me encontraba en el proceso de selección, ocurrió algo impensable. Fue como si el mismísimo Espíritu Santo hubiera intervenido. La situación cambió por completo. Nadie tenía planeado lo que estaba a punto de suceder.

A Papal Surprise in Holy Week

Epa, epa, ¡qué sorpresa! Durante el cónclave, se desencadenó una secuencia de eventos inimaginables. No tenía pasaje para ir al Vaticano el sábado anterior al Domingo de Ramos. Nadie hubiera pensado que un Papa asumiría su cargo durante la Semana Santa. La tradición indicaba que, una vez elegido, tomaría un tiempo considerable antes de asumir sus funciones. Pero como dicen, ¡la vida es impredecible!

Recuerdo que no tenía la menor idea de lo que estaba por ocurrir. El cónclave es un proceso de votación que continúa hasta que un candidato logra un consenso abrumador. Había votos a mi favor, pero no pensaba que sería yo el elegido. Ese mismo día, después de la segunda votación por la mañana, regresé a mi lugar, sin darme cuenta de lo que se estaba gestando.

Fue un proceso matemático, subiendo al quinto piso para entregar un discurso al arzobispo de Cuba. Recuerdo que era un discurso breve, apenas dos minutos y medio. Lo había mencionado en reuniones previas, pero como no pude fotocopiarlo, lo escribí a mano. Qué lindo recuerdo, me dijo el Papa. Pero en ese momento, ni yo me daba cuenta de lo que estaba ocurriendo.

A Pope's Journey to the Balcony

Luego, tomé el ascensor del quinto piso para bajar al segundo, donde me encontraba. En ese momento, algo inesperado ocurrió. El cardenal Errázuriz subió al cuarto piso y me preguntó si ya había preparado mi discurso para el balcón. Fue entonces cuando me di cuenta de que había sido elegido como el próximo Papa, y que debía dirigirme a la multitud desde el balcón.

Confieso que no entendí muy bien en ese momento. Era como si el Espíritu Santo hubiera obrado en un abrir y cerrar de ojos, y me encontré frente a la responsabilidad de asumir un papel que nunca imaginé tener. Sin embargo, el proceso era imparable, y antes de darme cuenta, me encontraba en el balcón, saludando a la multitud que se congregaba para recibir a su nuevo Papa.

The Unconscious and the Name 'Francisco'

Un detalle curioso surgió cuando caminaba hacia el balcón. Me crucé con un grupo de cardenales europeos, quienes me hicieron una pregunta inusual. Uno de ellos, el cardenal Santos Abril, me preguntó si me habían extirpado los pulmones. Mi respuesta fue que no, solo habían extirpado una parte de mi pulmón derecho debido a unos quistes en 1957. Este encuentro casual me hizo recordar que a veces el destino y el inconsciente deshonesto conspiran de maneras sorprendentes.

Hubo un momento durante la primera votación en el cónclave en el que noté que faltaban algunos votos para mi elección. El cardenal Gómez, quien lamentablemente nos ha dejado recientemente, se acercó a mí y me dijo: "No te asustes, el Espíritu Santo está obrando". Fue entonces cuando comprendí que algo especial estaba ocurriendo.

Finalmente, en la segunda votación, cuando ya tenía los dos tercios necesarios, otro cardenal se me acercó y me abrazó. Su mensaje fue claro: "No te olvides de los pobres". De ahí proviene el nombre Francisco, una elección que en ese momento sentí como iluminada.

Conclusion

La elección del nombre Francisco y mi inesperado ascenso al papado son un recordatorio de que la vida a menudo nos sorprende con giros inesperados. A veces, el Espíritu Santo obra de maneras que no podemos comprender en el momento, pero que finalmente revelan un propósito más profundo. La historia de mi elección como Papa es un testimonio de la imprevisibilidad de la vida y de la importancia de estar abierto a las sorpresas que el destino nos depara. ¡Así es la vida, llena de giros inesperados y emocionantes!